JOAQUIN SANCHO. Arquitecto 2004
Antecedentes.
El proyecto plantea la rehabilitación
de una vivienda situada en el corazón del
casco histórico de Carmona, una ciudad con un patrimonio histórico bastante
notable.
Pero no se trata de una vivienda
completa, la actuación afecta a la parte trasera de un edificio del siglo XVIII
con una tipología de casa-patio propia de labriegos pudientes de la burguesía consolidada
en esa época, posiblemente asentada sobre alguna estructura precedente.
El desarrollo urbanístico que
acompaño a la consolidación de la población de esta ciudad, encerrada entre
murallas hasta no hace demasiado tiempo, supuso la fragmentación de muchas de
las parcelas unitarias en un loteo menor de superficie para poder absorber el
incremento demográfico dentro de la estructura de la vieja ciudad.
Un hecho muy común en el
desarrollo de ciudades históricas que va elaborando una diversificación de las tipologías
hacia otros modelos adaptados a las nuevas necesidades de la población.
Estas derivas han sido de
enorme interés para los urbanistas, en ellas se guardan muchos de los secretos
de nuestra cultura cotidiana.
El caso que nos ocupa es
bastante singular, la segregación de la casa original en dos parcelas se hace
de una forma bastante aséptica.
Se separa la parte principal
de la casa. El zaguán, patio porticado, galerías y crujías adyacentes y
escalera principal, del fondo dedicado a los usos vinculados a la explotación agraria.
Corrales, cuadras, graneros, bodega y despensas, cuartos del personal y demás dependencias
necesarias para la vida doméstica de este ecosistema de producción, que
acompaña a la campiña de la Bética desde la época de Roma.
La actuación del proyecto
afecta a esta parte trasera.
Programa del proyecto.
El proyecto de reforma se
realiza para adecuarlo a uso de vivienda unifamiliar habitual, sobre un uso
similar precedente que ocupaba una parte del edificio.
La decisión de los promotores
de rehabilitar esta vivienda se debe a la búsqueda de un lugar tranquilo para
pasar parte del tiempo que su vida laboral les permite, con espacio suficiente
para poder disfrutar de una interesante colección de pintura, muebles y objetos
familiares reunidos en el tiempo.
La actuación pretende poner
en valor los distintos espacios algo sobrios sin que por ello pierdan el carácter
original que los define.
Se opta por una decoración clásica
bastante marcada, adecuada a la época de los objetos, sin llegar a extremos propios
de una arquitectura más culta, pero sin renunciar a un cierto refinamiento que
puede acompañar a edificios más populares, pero no por ello menos elegantes.
El recuerdo de estilos
decorativos galantes queda reflejado mediante recursos como la utilización de
pinturas a base de pigmentos naturales con grafismos propios de la arquitectura
neoclásica que aún recuerda en algo al barroco.
Los materiales de los revestimientos
recuperan los tradicionales y en muchos
casos se reutilizan los existentes en la casa, como solerías de barro del
tradicional ladrillo rectangular colocado en
espiga y losa de tarifa.
Destaca el espacio del salón
que ocupa la antigua cuadra tradicional de la zona, donde una arcada de
ladrillo, donde se situaban los pesebres, separaba el espacio en dos zonas.
El dormitorio principal se
ubica en el antiguo granero de la casa.
En el espacio antes dedicado al almacén
de las cosechas se distribuye un espacio múltiple con dormitorio, estudio, y baño,
una zona independiente que permite prescindir del resto de la vivienda.
Las antiguas terrazas de la vivienda,
reservadas en su día a usos menores como
palomares y el secado al sol de la colada, se reutilizan como solario y mirador
de la inmensa vega de Carmona a través de los tejados de esta bonita ciudad
andaluza.
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