El objeto de este proyecto
fue la adecuación de una vivienda colectiva para uso de vivienda unifamiliar.
El precedente no deja de
tener bastante interés.
La conversión de una vieja
edificación del siglo XVII situada en el barrio extramuros del Arenal, una zona
vinculada al pasado marítimo de ultramar de Sevilla, que con el paso del tiempo
acaba convirtiéndose por colmatación en una vivienda colectiva.
La edificación se encuentra
dentro del ámbito de la antigua zona portuaria situada sobre la margen derecha
del rio Guadalquivir y es precisamente la situación del edificio en esta zona
de la ciudad, muy cercana a las antiguas atarazanas, el hecho que marca una
cierta singularidad.
La mayoría de las
edificaciones de este entorno formaban parte de las construcciones civiles que
ocupaban los armadores de buques de la
Carrera de Indias.
Dos veces al año estas
expediciones necesitaban el acopio de suministros y vivieres que hacían el
camino de ida hacia América, para luego regresar con los productos del Nuevo
Mundo.
Este era el objeto
fundamental de las casas de esta zona, construcciones que disponían, incluso en
tamaños reducidos, de lugares para almacenar, vino, aceite y cuantos más
productos se necesitaban al otro lado del océano.
No es raro encontrar en
muchas de estas casas, aljibes, tinajones, y almacenes de todo tipo que
ocupaban las partes bajas de la edificación, reservándose en muchos casos
entresuelos para las oficinas de este comercio.
Una tipología edificatoria
típica de ciudades portuarias de importancia que curiosamente en el caso de
Sevilla se reduce a esta zona de la ciudad.
Hasta tal punto estaba
vinculado este barrio a la actividad mercantil que en la construcción de muchos
de estos edificios se realizaban con los materiales sobrantes de embarcaciones
en desuso.
Nuestro edificio es un
ejemplo más.
No solo aparecen restos de
tinajas y aljibes bajo la cota de rasante actual, además la parte mayor de la
edificación los forjados correspondientes a la planta baja y primera están
realizados con las escuadrías de madera procedentes de las cubiertas de los
barcos de la época.
Resulta curioso ver como el
tamaño considerable de las vigas se ajusta a la proporción de la manga de los
galeones, muy superior a la anchura de las crujías normales de las
construcciones tradicionales de Sevilla.
No es difícil incluso
encontrar en construcciones posteriores, ya en el siglo XVIII, viguerías de
gran tamaño de madera de caoba procedentes del nuevo mundo.
En nuestro caso se trata de
viguería de pino tipo flandes calafateado, situado en el extremo de la
edificación. El hecho de utilizar esta viguería permitía disponer de un espacio
bastante amplio para el almacenaje de mercancías.
El edificio a reformar está
situado en esquina sobre un solar cuadrangular de unos 110 m2,
Está formado por dos
construcciones independientes que, tras una reforma de los años 20 del pasado
siglo se convierte en una vivienda colectiva.
Aun en la construcción se
podían distinguir las estructuras originales bien diferenciadas, maquilladas
con una actuación de colmatación en planta segunda y un tratamiento homogéneo
de las fachadas que le daba a la casa un aire más urbano propio de
construcciones de vivienda burguesa.
Con el paso del tiempo y la ocupación del casco histórico de Sevilla en el primer tercio del siglo XX con
la fuerte inmigración de zonas rurales, nuestro edificio corre la misma suerte
de tantos otros en la ciudad.
Se acaba degradando al
fragmentarse en múltiples viviendas de escasa calidad que denotan la pérdida de
poder adquisitivo de los habitantes, que lleva aparejada la degradación
paulatina de los casos históricos tradicionales.
Este hecho supone la pérdida
de las posibles estructuras de cierto valor y actuaciones de colmatación que se
van haciendo con materiales y criterios de mala calidad constructiva que se
manifiestan conforme se sobreponen las plantas segunda y ático.
El resultado es una
edificación arruinada sin ningún valor arquitectónico a destacar, a excepción de una fachada
mediocre que se encaja en un entorno homogéneo de la ciudad, en dialogo con
otras construcciones variopintas de distintos estilos, incluido un neo
racionalismo ya degenerado del último tercio del siglo XX.
PRUEBAS DE ESTANQUEIDAD DE LA CUBIERTA |
El proyecto de reforma
plantea devolver la casa al estado de vivienda unifamiliar con la conservación de la fachada y de su
volumetría inicial como elementos intocables para mantener un casco histórico
heredado.
Se respetaron algunos
elementos de fábricas de ladrillo macizo de tejar y los herrajes y azulejería
de fachada de estilo Regionalista Sevillano. Como elemento a destacar las
cornisas de ladrillo aplantillado muy típicas de este estilo.
La actuación de la reforma
supone también la elección de un sistema constructivo de cierto interés al
tener que mantener la estructura de carga de los muros de ladrillo macizo de
tejar de fachada y medianeros.
Es posiblemente esta forma
de resolver la nueva estructura de nuestro edificio la más coherente para
mantener estos elementos sin que pierdan su función primordial.
Este hecho, en actuaciones
en centros históricos con calles estrechas y difícil acceso, es un reto más en
la construcción ya que supone utilizar sistemas de apeo y arriostramiento de
las estructuras a conservar desde el propio interior del edificio y utilizando
los recursos del mismo para ir sustituyendo la vieja estructura por la nueva.
Hay que añadir que el
edifico dispone de una nueva cimentación que garantice todos los estándares
actuales de calidad en la construcción y consolide de forma eficaz las
estructuras a conservar sin modificarlas.
En nuestro caso la sencillez
estructural del edificio supuso una cierta simplificación de este proceso, al
poder actuar en partes opuestas desde cimientos a las plantas superiores valiéndonos
de las estructuras de las viguerías de los
forjados preexistentes como arrastramiento temporal.
Destacar la forma de
sujeción de la nueva estructura sobre el muro de carga de fachada mediante
anclajes distribuidos en la línea de los formados que tienen su apoyo en la
fábrica de ladrillo y a su vez sirven de atirantamiento e la misma.
El refuerzo de los cimientos
de los muros se realiza mediante bataches armados de la losa de cimentación que
a modo de peine mejoran la base del elemento de carga sin dañarlo.
El programa a desarrollar
para el edificio es el vinculado a un uso de vivienda unifamiliar, conservando
la antigua zona de almacenes con los espacios de garaje en planta baja y de
salón en la planta primera, de tal forma que no se pierda esta interesante
tipología de la zona.
Se distribuyen las zonas de
día en la planta primera y los dormitorios en la planta segunda.
La terraza de planta ático,
antes siempre reservadas a un uso de servicio, tiene un carácter más vividero
como solárium y zona de esparcimiento de la casa mediante zonas apergoladas
para sombreo.
EL RESULTADO
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